El Rioja Burgalés.
Cuando hablamos de vinos de Burgos casi todos nos acordamos de la Ribera del Duero, pero es fácil que nos olvidemos de otras opciones. Una de ellas, no por pequeña menos importante, es la única finca burgalesa que hay dentro de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
La bodega sólo embotella unas 40.000 botellas. Uno de los rasgos diferenciadores de la finca es su altitud, sus viñedos están entre 550 y 650 metros. La media de edad de las cepas es de 22 años y el Tempranillo siempre va acompañado de una pequeña parte de Mazuelo, entre un 5 y un 10%


Cuando hablamos de vinos de Burgos casi todos nos acordamos de la Ribera del Duero, pero es fácil que nos olvidemos de otras opciones. Una de ellas, no por pequeña menos importante, es la única finca burgalesa que hay dentro de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
La finca recibe el nombre de Viñedos del Ternero. Sus orígenes se remontan al siglo XI. Durante muchos años fue un pueblo con escuela propia y cuartel de la Guardia Civil, pero la mecanización hizo que la mano de obra necesaria fuese cada vez menor y los dos acabaron cerrando. Hoy sus edificios son parte de la bodega.
El eje de la bodega, con construcciones de diferentes épocas y estilos, es una ermita que alberga la imagen románica de la Virgen de la Pera, del siglo XIII. Los actuales propietarios la compraron en los años 50, aunque lleva muy pocos años comercializando vino.
Enclavado en territorio burgalés, por una de esas curiosidades administrativas que de vez en cuando se producen en nuestro país, está rodeado de tierras riojanas por todos los lados. La finca tiene 250 hectáreas de las que 61 son de viña, 3 de olivar, 50 de cereal y el resto de bosques de encinas, píceas, pinos, quejigos, pinsapos, hayas, y aves protegidas como el águila real, azor, gavilán, buitre leonado, búho, halcón, alimoche y muchos otros.
Viñedos del Ternero está situada al pie de los Montes Obarenes, en un precioso paraje marcado por lo abrupto de los profundos desfiladeros y de las hoces excavadas por el río Ebro.
La bodega sólo embotella unas 40.000 botellas. Uno de los rasgos diferenciadores de la finca es su altitud, sus viñedos están entre 550 y 650 metros. La media de edad de las cepas es de 22 años y el Tempranillo siempre va acompañado de una pequeña parte de Mazuelo, entre un 5 y un 10%.
De la elaboración se encarga Ana Blanco, que por cierto casi se puede decir que nació en la finca pues su padre trabajaba allí y Ana llegó con apenas 4 días y vivió durante muchos años en lo que hoy son las oficinas. Su marido Carlos González se encarga de dirigir los trabajos en el campo. Los dos estudiaron en la Escuela de Enología de Logroño.
La mayor parte de sus vinos se comercializa bajo el nombre de Miranda, tanto en crianza como en joven con ligero paso por barrica. El resto se embotella bajo la marca Pícea 650. Acaba de comercializar un aceite de oliva virgen extra, procedente de olivos cultivados en secano, sin regadío, sin goteo..
Vinos suaves, pero con fuerza, con la madera presente pero sin ahogar su buena frutas, frescos, golosos, con buena acidez que le da viveza.